Niegan el robo de la recaudación del Granada

Los tres acusados por el robo de la caja fuerte del Granada CF en el Estadio Los Cármenes que guardaba la recaudación obtenida por la venta de entradas del encuentro disputado entre el club rojiblanco y el Barcelona FC, que ascendía a más de 131.000 euros, han negado este lunes su participación en los hechos, y uno de ellos ha señalado incluso que “siempre” ha tenido la “convicción” de que es “mentira”, poniendo en duda la actuación de los empleados del club en este asunto.

Así lo han afirmado durante el juicio que se celebra hasta el 3 de julio en el Juzgado de lo Penal 3 de Granada, donde se han sentado en el banquillo acusados de un delito de robo con fuerza en las cosas, por el que se enfrentan a tres años de prisión.

Se trata de Juan C.C.S., entonces jefe de seguridad de la empresa municipal encargada del mantenimiento y seguridad del Estadio de los Cármenes, Gegsa; Jonathan L.G., técnico instalador de la empresa Tecnimatic Security, según la Fiscalía; y el gerente de la misma empresa y hermano del anterior, Daniel L.G.

El primero de ellos ha explicado que, aunque su categoría profesional es la de auxiliar administrativo, se encargaba de las funciones de seguridad y mantenimiento en el estadio y que, como tal, tenía acceso a los sistemas de seguridad, como las cámaras instaladas en el recinto.

En ese sentido, ha admitido que él, junto a otro trabajador de Gegsa, tomó la decisión de apagar las cámaras el 17 de octubre de 2011, un día antes de que se cometiera el robo, y así se lo comunicaron al gerente de la empresa, Francisco Barranco, ya que se estaban ejecutando obras en unas torretas de luz que requerían la desconexión de todos los sistemas eléctricos, entre ellos los de las cámaras, según ha indicado.

Esas cámaras, según ha asegurado Juan C.C.S., no están instaladas para velar por la seguridad de las instalaciones deportivas, sino para controlar accesos en el caso de los partidos, y de hecho, están dirigidas a las entradas o las escaleras por las que circula el público asistente a los eventos. El partido contra el Barcelona no tendría lugar hasta ocho días después de la desconexión, por lo que el procesado, no tenía razones para reactivar el sistema hasta entonces, según ha dicho.

Él ha admitido que configuró una tarjeta, con el nombre ‘Acceso 300 general’ el 29 de agosto de 2011, con la que tenía acceso “total” a todas las instalaciones del Nuevo Los Cármenes, el Palacio de Deportes, y hasta las oficinas de Gegsa, en la Bola de Oro, aunque ha señalado que “por confianza o mal hacer” no supo quién se la quedó después.

DESCONOCÍA LA EXISTENCIA DE DINERO

Según ha señalado, pese a tener acceso a todo el estadio de manera libre, no podía introducirse en las oficinas del Granada CF –que tenían seguridad independiente y se abrían con un mando–, a no ser que se lo permitieran, y desconocía que en ella pudiera haber dinero o incluso una caja fuerte.

Del robo se enteró a la mañana del día siguiente, cuando uno de los directivos del Granada CF le informó de lo ocurrido en el propio estadio, momento en el que llamó a otro de los acusados, gerente de Tecnimatic para pedirle si podía aclarar si en la noche anterior había saltado la alarma.

Tras lo ocurrido, la Policía le pidió las imágenes captadas por las cámaras, pero él explicó a los agentes que no estaban activadas desde el día 17. Sin embargo, el día 24 le requirieron que aportara todas las que tenía de días anteriores, pero la Policía no tenía “soporte informático” para llevarse los 500 gigas de información almacenados, por lo que regresarían al día siguiente. Sin embargo, el día 25, cuando llegó al ordenador se percató de que la pantalla estaba “en negro” y que alguien había sustraído de allí el disco duro.

Ha reconocido que el propio día del robo y el posterior se cruzó varias llamadas con otro de los procesados, Daniel L.G., pero las ha atribuido a su relación de amistad y profesional. El día del “supuesto robo”, como él ha preferido decir a lo largo de toda su declaración, él se marchó sobre las 21,00 horas a su casa, en Armilla, aunque antes habló con el otro acusado, ante el que declinó, según ha dicho, una invitación para tomar unas cervezas en un bar cercano.

Sobre el robo, ha dicho que “siempre” tuvo la “convicción” de que no se había producido, que es “mentira”, y ha señalado al propio Granada CF como posible responsable, por los antecedentes que tenía “en el manejo del dinero”. De hecho, ha explicado que, si él hubiera querido, podría haberse movido con total facilidad por el estadio, sin que lo captaran las cámaras, pues conocía “perfectamente” las instalaciones y los posibles accesos, y ha indicado que él y otros trabajadores de Gegsa tenían conocimiento de que a Los Cármenes entraban “terceras personas ajenas al Granada”, porque era “frecuente” el intercambio de “tarjetas y mandos”.

El segundo de los inculpados en comparecer ha sido Daniel L.G., gerente y uno de los propietarios de Tecnimatic, que ha indicado que el día del robo estuvo con su hermano Jonathan, el tercero de los procesados, en el Corte Inglés haciendo unas compras y que sobre las 21,00 horas se marchó con él en el coche hacia la zona del Estadio de Los Cármenes para tomarse una cerveza y ver un partido de fútbol.

Mientras Jonathan buscaba aparcamiento, él se bajó en el bar, porque había quedado con unos amigos, aunque después se cruzó varias llamadas con él, para preguntarle qué le quedaba para aparcar, aunque finalmente su hermano, que había “discutido” con su novia por teléfono, decidió marcharse a su casa.

Según ha dicho, su empresa instaló las medidas de seguridad en las oficinas del Granada CF en Los Cármenes, que consistían en una alarma y en tres detectores de movimiento, y en una puerta de cristal que se abría para acceder a ellas mediante un mando. Según ha mantenido, fue algunos de los técnicos de la empresa el que configuró el mando, y él no tiene conocimientos técnicos para saber el mecanismo de estos sistemas.

Ha apuntado además que él desconocía que hubiera allí una caja fuerte con dinero, y ha incidido en que se enteró del robo a la mañana siguiente, por medio de un empleado del Granada CF, razón por la que pidió a la central de alarmas un registro de lo ocurrido esa noche.

Antes de lo sucedido, el Granada CF contaba en sus oficinas con un sistema de seguridad “muy bueno” con tarjetas individualizadas, pero en el club decidieron cambiarlo: “Parece que la intención era que no se dejase rastro”, ha considerado.

Finalmente, el tercer procesado, su hermano, Jonathan, ha ratificado su misma versión, y ha aclarado que él no es técnico de Tecnimatic, sino comercial, aunque ha admitido que en alguna ocasión ha colaborado en algunas tareas, como el cambio del bombín de una puerta en el estadio. “Yo nunca en mi vida he tenido problemas con la justicia”, ha dicho el acusado, que ha indicado que su hermano no le contó nada del robo y que se enteró de lo que había pasado por un empleado de su empresa.

Por otro lado, ha declarado como testigo el jefe del Grupo de Robos de la Policía Nacional que se encargó de la investigación, que ha señalado que, aunque los agentes apuntaron en un primer lugar a los trabajadores del Granada, finalmente fueron desechando hipótesis y centrando sus pesquisas en los tres acusados que se sientan en el banquillo.

Despertaron las sospechas de los agentes el hecho de que no hubiera imágenes de las cámaras desde el día antes del robo, de que se sustrajera el disco duro del ordenador justo un día después de que se lo solicitaran a Juan C.C.S., y de que fuera él el que confeccionó la tarjeta con la que los presuntos ladrones efectuaron el robo, que se produjo en el interior de las oficinas, con la desactivación y después activación de la alarma, en siete minutos, entre las 22,43 y 22,50 horas del 18 de octubre.

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