La Fiscalía ha mantenido hoy la petición de tres años de cárcel para los tres acusados de robar la caja fuerte del Granada C.F. con la recaudación de la taquilla de un partido contra el Barcelona, para los que la acusación particular ha pedido cinco años de prisión y la defensa la libre absolución.
El juzgado de lo Penal 3 de Granada ha celebrado hoy la última sesión del juicio contra Juan Carlos C.S., el jefe de seguridad de GEGSA, la empresa municipal encargada del recinto deportivo, y los hermanos Daniel y Jonathan L.G., gerente y técnico de Tecnimatic Security, que controlaba los mandos de apertura de las puertas.
El robo de la caja fuerte tuvo lugar el 18 de octubre del 2011 en las oficinas del club en el estadio de Los Cármenes, con una recaudación de las entradas contra el Barça de 130.000 euros, un robo de cuya existencia dudó el jefe de seguridad en la primera sesión del juicio en la que los tres se declararon inocentes.
La Fiscalía ha mantenido la petición de tres años de cárcel por robo con fuerza en las cosas para los tres sin descartar una posible participación de otras personas, aunque ha incidido en que “puede haber más involucrados, quizás, pero todos los que están, son”.
Para instar la condena, el Ministerio Público ha incidido en un “cúmulo de pruebas importante” contra el jefe de seguridad durante los hechos, como que expidiera la ‘tarjeta 300’ con la que se accedió a la caja fuerte, apagara las cámaras de seguridad, no explicara que las imágenes habían desaparecido hasta pasado un día y que ofreciera una actitud “pasiva” ante los hechos.
Ha apuntado además las contradicciones de los dos hermanos acusados, que no reconocieron estar junto al estadio hasta que fueron geolocalizados por sus teléfonos móviles, y ha destacado que hay pruebas “suficientes” ya que conocían las medidas de seguridad y cómo duplicar los mandos para acceder hasta la caja fuerte.
La acusación particular que ejerce el Granada C.F. ha pedido cinco años de cárcel y aunque reconoce que no hay testigos “sí pruebas indiciarias”, tras lo que ha destacado que las imágenes de lo ocurrido no están porque de ellas se encargó el jefe de seguridad, que no comunicó que iba a apagar innecesariamente las cámaras y usaba la tarjeta que se utilizó para el robo.
Ha recalcado además que los hermanos imputados tenían conocimientos y los mandos para burlar la seguridad, estaban al menos en el entorno, cruzaron llamadas “sospechosas” y sabían de cierto descontrol que pudieron usar para idear el robo.
La defensa de los hermanos ha apuntado la posibilidad de un “autorrobo”, ha dicho que no existen bases de prueba para condenarlos y que sólo se puede demostrar que estaban en el barrio.
La defensa del jefe de seguridad ha destacado que sólo hay indicios, que hubo un manejo “negligente” de las tarjetas de acceso al estadio y que el club tardó dos meses en cuantificar el dinero, hecho por el que GEGSA ha apuntado que incluso se pudo “inflar” la cantidad en un juicio que ha quedado visto para sentencia.