La Audiencia de Granada ha condenado a diez años de cárcel a la mujer que asesinó a su marido de dos disparos en Charches al contemplar una eximente incompleta por alteración mental que reduce la pena. La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, ha considerado a María Dolores R.L. culpable de un delito de asesinato con el agravante de parentesco y la atenuante de confesión, a la que suma la eximente incompleta que rebaja la pena.
Los hechos tuvieron lugar en mayo del año pasado cuando la condenada asesinó de dos disparos de escopeta a su marido en la vivienda familiar de Charches, tras lo que escondió el cuerpo y limpió los restos para incorporarse al dispositivo de búsqueda creado tras la desaparición de la víctima.
Durante el juicio con jurado popular que se celebró en mayo, la Fiscalía mantuvo la calificación de los hechos y rebajó la petición de la pena de los 18 años iniciales a 15 años de cárcel frente a la pena 21 años solicitada por la acusación particular que representa a la madre del fallecido.
Su defensa solicitó la libre absolución al considerar una eximente completa rechazada por la Audiencia por una anomalía o alteración por transtorno de personalidad por dependencia, a lo que sumó un retraso mental moderado y la obcecación en el momento de los hechos.
La sentencia, contra la que cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), la condena a otros seis meses de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas al carecer de permiso para utilizar la escopeta con la que asesinó a su marido.
Según ha adelantado hoy el diario Granada Hoy, la condenada tendrá que pagar las costas de la acusación particular, indemnizar a la madre del fallecido con 30.000 euros y tendrá prohibido acercarse a la familia de la víctima durante diez años.
Durante el juicio, la condenada negó que el asesinato respondiera a un plan preconcebido y detalló que actuó enferma sin ser ella misma.
Los miembros del jurado popular que enjuició el caso la declararon culpable de unos hechos que la condenada confesó cinco días después del asesinato.
Tras propinarle los dos disparos que acabaron con su vida, María Dolores se encargó de trasladar y tapar el cuerpo de su marido, limpiar la vivienda, quemar restos del asesinato y pintar el dormitorio en el que sucedieron los hechos.