Jazz en la Costa continúa hoy y mañana con Dhafer Youssef y Joshua Redman.
Arrancó el programa centra de Jazz en la Costa con el estreno en Andalucía de un disco que no tiene nombre, simplemente lleva el de sus protagonistas: Chano Domínguez y Niño Josele, dos grandes en su instrumento. Su concierto agotó hace ya días todas las localidades del Parque botánico El Majuelo, donde año tras año se realizan las actuaciones de Jazz en la Costa.
Dos instrumentos tan solo no siempre consiguen retener la atención del espectador, pero juntos o por separado estos dos músicos lograron un silencio y una concentración merecedora de ser resaltada. Comenzaron con varias piezas de las grabadas con Trueba: ‘Django’, ‘Because’ (de Los Beatles) y el clásico cinematográfico ‘Je t’attendrai’.
Hicieron un intercambio de temas ‘Esto no es una bulería’ la cogió Domínguez y ‘Alma de mujer’ Josele, y así siguieron sin perderse de vista, ni con los instrumentos ni con los ojos, juntos o por separado, momento en el que Chano recordó a Violeta Parra y su ‘Gracias a la vida’. Sonaron flamencos, jazzistas, los dos, sonaron brasileños, estadounidenses y españoles, con una libertad absoluta. Al final como no podía ser menos propusieron recordar a Paco de Lucía a través de una de las clásicas del repertorio del gaditano: ‘Canción de amor’. La ovación se acercó al minuto de duración.
Extraordinario comienzo para una de las ediciones más potentes del festival Jazz en la Costa. Una muestra organizada por el Ayuntamiento de Almuñécar y la Diputación de Granada.El Festival continúa el domingo con Dhafer Youssef y el lunes con Joshua Redman.
Dhaffer Youssef
La trayectoria del compositor, vocalista y virtuoso instrumentista Dhaffer Youssef conforma una carrera discográfica original que descubre otra mirada de la música árabe y de la tradición islámica, tanto por mezclar sabiamente la tradición sufí con el jazz y hasta elementos electrónicos que incorpora de la mano de Mino Cinely, –que fue percusionista con Miles Davis–, como por las colaboraciones con las que ha contado, como Paolo Fresu, Tigran Hamasyan, Bugge Wesseltof, Uri Caine, John Hassel, Omar Sosa o Nguyen Lê, entre otros, músicos de jazz que le proporcionan espacio y libertad para desarrollar su música. Poeta creador de sonidos, cosmopolita y declarado modernista que se reserva el derecho a ir donde su musa lo lleve, Dhaffer nació en 1967 a orillas del Mediterráneo, en la ciudad de Téboulba (Túnez). Ya de niño le encantaba cantar y tocar el laúd en las reuniones
familiares. Mientras estudiaba, escuchaba clandestinamente la radio y descubrió el jazz y otras músicas.
Túnez nunca le dio oportunidad para explorar otros caminos, así que decidió viajar a Europa. Se instala en Viena para estudiar la música clásica europea, ciudad de nuevos descubrimientos y experiencias y donde edita su primer disco, Musafer (1996). Pero es con Malak (1999), grabado para el conocido sello Enja, con el que consigue un sorprendente éxito e inicia una prestigiosa y reconocida carrera internacional, que destaca por su concepción de un jazz exótico y novedoso, en el que su voz se convierte enun elemento singular. Desde entonces, los principales escenarios desde París hasta Nueva York reclaman su sonido poético y envolvente. Después de grabar en Nueva York el disco Electric Sufi (2001), Dhafer establece una conexión muy estrecha con el jazz noruego que llega hasta la actualidad, plasmada en discos como Divine Shadows (2006). En los últimos tiempos su trabajo va transitando hacia una concepción y propuesta musical más acústica. Su álbum más reciente, Birds Requiem (2013), es tal vez su trabajo más personal, lleno de sinceridad, emoción y de una gran riqueza musical, con una tonalidad más serena y solemne. En él participan músicos excelentes como el trompetista Nils Petter Molvaer, el guitarrista Eivind Aarset o la clarinetista turca Hüsnü Selendirici, entre otros. Músico de laúd virtuoso y cantante sublime, Dhafer Youssef se mantiene fiel a una perpetua búsqueda de la perfecta armonía y fusión de estilos y continúa un extraordinario viaje musical que esta vez le lleva a Jazz en la Costa, un lugar privilegiado, donde se cruzan las culturas de ambos lados del Mediterráneo.
Joshua Redman
Joshua Redman estudió Sociología en Harvard, Boston, donde, aparte de licenciarse cum laude, conoció a muchos músicos. De camino a Yale, donde iba a continuar sus estudios, decidió pasar una breve temporada en Nueva York, y lo que en principio iba a ser una estancia de un año, se convirtió en el inicio de una carrera
musical prometedora desde el primer momento. Su talento se advirtió enseguida: ya en 1991 ganó el prestigioso Thelonius Monk Internacional Saxophone Competition y justo un año después el hijo de Dewey Redman, compañero en la vanguardia de Ornette Coleman y Keith Jarrett, ya recibió su primera nominación a los Grammys. Tras un aplaudido debut de título homónimo, Joshua Redman (1992), su consagración le llegó con Wish (1993), donde le acompañaban nada menos que Charlie Haden, Pat Metheny y Billy Higgins. Ese mismo año participa con Joe Lovano en el excelente Tenor Legacy, y en 1994 graba Mood Swing con Brad Melhdau, Christian Mc Bride y Brian Blade y, Joshua Redman deja de ser una promesa para convertirse en sinónimo de maestría. En 2002 crea la Elastic Band, con una nómina de virtuosos de su generación como Brian Blade, Jeff Ballard, Flea, Kurt Rosenwinkel, Stefon Harris o Nicholas Payton; de la banda nacen dos discos pero fue con Momentum con el que consiguió su segunda nominación a los Grammys. En 2004 Redman es nombrado director musical del Festival de Jazz de San Francisco y fundador y director artístico de SF Collective, uno de sus proyectos más ambiciosos. Joe Lovano, Dave Douglas, Stefon Harris y Miguel zenon o Eric Harland formaron parte de este grupo, una de las propuestas más rigurosas y convincentes del panorama jazzístico internacional. Su más reciente trabajo, Walking Shadows (2013), producido por Brad Melhdau, con quien comparte amistad y empatía musical, es un disco heterogéneo, en el que realiza una sabia elección de canciones de Pino Palladito, Wayne Shorter o Kern Hammerstein, se atreve con un adagio de J. S. Bach y hasta versiona, audaz pero elegantemente, el Let it be de los Beatles. Walking Shadows
es un disco imprescindible donde Redman muestra su lado más lírico y romántico, y lo presenta en Jazz en la Costa acompañado de Aaron Goldberg, Reuben Rogers y Gregory Hutchinson.