Niños Mutantes: “Vivir el presente es otra forma de pensar en el futuro”

Sobre su último disco

Pese a llamarse “El futuro”, las dos direcciones trazadas en el último disco de Niños Mutantes pasan más bien por el pasado, por sonidos y vaticinios de infancia incumplidos, y por el aquí y el ahora, como fórmula para dejar atrás la indignación y afrontar de una vez los cambios necesarios.

ninos mutantes“Hay que vivir el presente, que es otra forma de pensar en el futuro”, defienden los integrantes de esta banda granadina en una entrevista con Efe sobre el que es el noveno disco de su carrera y la excusa para patearse la mitad de los festivales de verano de la geografía española.

“El futuro” constituye un “cambio de ánimo” respecto de su exitoso “Náufragos” (2012), premio al mejor álbum del año de los Premios de la Música Independiente 2013, en la medida en que, tras la “pataleta” que contenía aquel álbum, nacido en plena crisis, esta vez les toca pensar en la acción.

“Se nos ha acabado la indignación y es tiempo de moverse para hacer que lo que venga sea mejor”, explican, en consonancia con lo que esperan siendo unos “yogurines” de 15 años, “que todo iría bien, que todo el mundo tendría una casa muy grande y no que cada vez viviríamos más para trabajar, cumpliéndose los peores presagios”.

Así ofrecen una serie de recetas para, como en la portada planteada por Celia Arco a partir de “El mago de Oz”, encontrar de nuevo el corazón, el cerebro y el valor.

Grabado en un cortijo de Ójiva apartado de la civilización, “donde el invierno es duro y saltó mucha la luz”, no faltaron los heterodoxos arreglos que suelen incorporan a sus producciones, como unas percusiones hechas con una plancha de recoger ceniza de la chimenea o unos cadenazos asestados contra una viga.

No obstante, después de tres discos practicamente autoproducidos, recurrieron además a Ricky Faulker en busca de “otra sonoridad”, con profusión de teclados ochenteros, época de la que se reconocen “hijos” y herederos, aunque -admiten- durante mucho tiempo aquellos les parecieran “sonidos malditos”.

El presente (o el futuro, según desde donde se tome la referencia) le conduce a uno a menudo por terrenos inimaginados. Lejos quedan sus orígenes musicales con un estilo más cercano a Pixies o Pavement en su debut “Mano, Parque, Paseo” (Astro, 1998).

“Nuestras canciones son nuestro diario”, subrayan ellos, que achacan a la madurez haber variado el tono y las temáticas de entonces (la rebeldía, las chicas…).

En el balance de lo sucedido en este tiempo, no todo es negativo, sobre todo en su saldo artístico, con nueve discos en poco más de tres lustros. “Mantenernos 20 años en esto de la música, no deja de ser un triunfo”, asienten.

Además, ahora por fin llegan los reconocimientos, como el citado galardón a “Náufragos”. “¡Cuántos años hemos tardado en conseguir esto!”, dijeron en un acceso de sinceridad al recoger el premio, que les permitió “salir en algún que otro telediario” y pasar de ser “un grupo clandestino”.

“Como reconocimiento de la gente fue agradable, no estamos acostumbrados”, dicen.

¿Cómo se imaginan ahora el futuro, dentro de otros 15 años? “Con un poco menos de pelo, pero firmaríamos por tener otros diez discos y seguir los cuatro juntos”, apuesta esta banda musical que es, además, un férreo grupo de amigos.

Mañana les recibe el festival Contemporánea de Alburquerque, “un sitio entrañable, con mucha historia y cierto sentimiento de campamento de verano”, y el domingo estarán en el Low Festival de Benidorm (Alicante), “un festivalazo con un cartel mastodóntico”.

Ya en agosto llegarán el Festival Carmesí de Priego de Córdoba, el primer Play Loud de Huelva y, sobre todo, el Sonorama de Aranda de Duero (Burgos), “que siempre nos da anécdotas de las que hablar”, dice.

Recuerda una edición en la que de camino de vuelta al hotel llegaron a recoger a 17 personas, “amigos que hicimos ese día”, dicen, y que acabaron de fiesta en su habitación, hasta que el encargado del establecimiento les amonestó: “A ver si os creéis muy roqueros, que aquí ha estado Loquillo”, recuerdan que les dijeron, sin poder aguantar la risa.

Crónica de Javier Herrero (EFE Madrid)

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