Más de 9.000 personas, según la organización, dieron anoche de nuevo la bienvenida a 2014 en la tradicional Nochevieja de Bérchules, un pueblo de la Alpujarra de Granada que en pleno agosto celebra las campanadas en las que no faltan las uvas de la suerte, polvorones y Reyes Magos.
Según ha informado a Efe la presidenta de Asociación Bérchulera de Nochevieja en Agosto (ABNEA), Laura Puche, la noche transcurrió sin incidentes y se celebró en un clima festivo y de júbilo para una fiesta que “cada año va a más”.
Puche ha añadido que en esta edición ha destacado la afluencia de numerosos grupos de despedidas de soltero al municipio procedentes de distintos puntos de Andalucía o de otras regiones españolas.
Además, desde que hace unos años se prohibiera el botellón en el municipio coincidiendo con las fiestas, el consumo en la calle está “cada vez más regularizado”, ha señalado la presidenta, que ha anunciado que presentará su renuncia al cargo para dar paso a la gente joven.
Los encargados de ofrecer el pregón han sido cinco ‘dj’ de la comarca y de Granada, que han participado en la fiesta en la que no han faltado las uvas de la suerte, de las que se han repartido 200 kilos distribuidos en 7.000 bolsas o hasta cinco toneladas de polvorones donados por ‘La Estepeña’.
Alumbrado, cohetes, pasacalles de Reyes Magos e incluso el concurso de belenes forman parte de la programación prevista para esta festividad.
El New York Times se ha fijado en esta edición y envió hace unos días a su corresponsal en Madrid para elaborar un reportaje y al que le llamó la atención el belén elaborado por una niña del pueblo con las ‘Monster High’, unas muñecas con mucho éxito entre los pequeños.
La fiesta comenzó por la mañana con el reparto de polvorones y anís con una burra para hacer más real la única Nochevieja del verano en todo el país.
La Nochevieja de Bérchules se debe al apagón de luz que sufrieron los vecinos de esta localidad alpujarreña el 31 de diciembre de 1994 y que le dejó sin suministro eléctrico hasta el día siguiente, por lo que se quedaron sin poder celebrar esta fiesta.
Eso provocó que desde 1995 se organizara en verano el primer sábado de agosto, cada año con una reivindicación diferente.
La población de Bérchules se multiplica así por diez en esta celebración -normalmente es de unas 800 personas-, motivo por el que se establece un dispositivo especial de Guardia Civil y Protección Civil.