El Baño de Comares de la Alhambra, el único medieval islámico que se conserva prácticamente íntegro en Occidente, será sometido a un proceso de restauración contra filtraciones y humedades en lo que supone la primera intervención de envergadura en este espacio desde principios del siglo veinte.
La intervención, que el Patronato de la Alhambra y Generalife prevé empezar este mes, tiene como objetivo fundamental restaurar las bóvedas de la sala fría, templada y caliente para solucionar problemas de filtraciones y humedades provenientes de la cubierta de este singular baño, que hasta no hace mucho tiempo era conocido como Baño Real por haberse reservado para uso de los Reyes Católicos.
Según ha explicado en una entrevista con Efe Francisco Lamolda, arquitecto conservador del Patronato de la Alhambra y Generalife, se trata de una obra “compleja” -quizá la de mayor envergadura desde la llevada a cabo en la fuente y el patio de los Leones entre 2006 y 2012- que cuenta con un presupuesto de 1.160.000 euros y un plazo de ejecución de 25 meses, según lo inicialmente proyectado.
La complejidad de la obra radica sobre todo en la ubicación del baño, situado en el “corazón” de la Alhambra, lo que dificulta el acceso.
Ubicado entre los palacios de Comares y de los Leones, el baño de Comares está cerrado habitualmente al público por su estado de conservación y especial naturaleza, aunque sus estancias, que pueden contemplarse desde otros espacios a través de huecos, pueden visitarse en grupos reducidos guiados por especialistas.
Así seguirá siendo tras el proyecto de intervención al que será sometido dada la “fragilidad” de este espacio, cuyo origen se sitúa en la época de Ismail (en torno a 1314 o 1325), aunque, como ocurrió con la mayoría de lugares de la Alhambra, luego fue objeto de reforma y adaptación por parte de los sultanes, según el arquitecto.
Algunas de las estancias de estos baños, como la sala de reposo, aquí denominada Sala de las Camas, ya han sido objeto de intervenciones en los últimos años relacionadas con la restauración de pavimentos o elementos de cerámica, aunque desde principios del siglo veinte no habían vuelto a ser objeto de una actuación de envergadura como la que se llevará a cabo desde este mes.
En concreto, los trabajos de restauración que acometerá un equipo interdisciplinar coordinado con el servicio de conservación de la Alhambra irán dirigidos a resolver problemas de filtraciones, lo que conllevará la implantación de una nueva impermeabilización y la reposición del pavimento cerámica, explica Lamolda.
También se prevé restaurar las lucernas que iluminan y ventilan las bóvedas, “y diseñar una solución que permita por una parte que respiren los espacios y que los flujos de humedad se equilibren sin que entre agua como ahora mismo ocurre”.
En una primera fase se sustituirán morteros de cemento por otros de cal, una técnica más compatible con la conservación de la cerámica.
La sala de Camas es quizá el lugar más destacado del baño, y sus elementos decorativos son en gran parte originales, aunque los techos y yeserías fueron reparados y repintados en la segunda mitad del siglo XIX.
En el siglo XVI también se renovaron algunos zócalos cerámicos de las estancias de los baños, en alguno de los cuales se puede leer el ‘Plus Ultra’, emblema del emperador Carlos V.
Aunque hoy se sabe que cada palacio de la Alhambra disponía de su propio ‘hammam’, éste es el único baño medieval islámico que se ha conservado prácticamente íntegro en Occidente.
Por su singularidad, ha sido siempre uno de los lugares que más ha fascinado a los artistas y visitantes de la Alhambra, como al humanista y médico Jerónimo Münzer o al pintor Henry Matisse.
El escritor Richard Ford también dejó constancia en uno de sus apuntes de su fascinación por estos baños, que cautivaron a otros como al escritor Alexandre Laborde.