Delegadas de CCOO se han concentrado esta mañana frente a dos sucursales del Banco Popular en Granada para denunciar el despido de una compañera a finales de julio después de que la trabajadora manifestara su imposibilidad de ampliar su jornada laboral, sin remunerar, al tener que conciliar vida laboral con el cuidado de sus dos hijos, denuncia CCOO. Desde Banco Popular han llegado a reconocer la improcedencia del despido que justificaron alegando “falta de implicación” de la trabajadora.
Desde la sección sindical de CCOO en este centro de trabajo consideran “inadmisible” la política empresarial del Banco Popular que “insta permanentemente a sus trabajadoras y trabajadores a que cometan fraude invitándolos a que amplíen su jornada de trabajo en sesiones prolongadas de tardes, sin remuneración alguna y -como se constata- amenazando con las “consecuencias” que pueden acarrear una negativa al respecto.
A CCOO le preocupa además que el aumento de la tensión y las exigencias a la plantilla se traducen en pérdida de calidad en la atención a la clientela. Concretamente, desde la sección sindical de CCOO en Banco Popular han constatado que el acelerado ritmo de trabajo, la escasez de medios humanos y técnicos, unidos a las presiones recibidas, hacen que los compañeras y compañeros tengan que medicarse contra la ansiedad y el insomnio.
Por todo ello, el sindicato exige un cambio e la política de recursos humanos que se impone al personal, organizándole de forma unilateral su vida mediante exigencias contínuas de prolongación de jornada y una política de traslados carente de sensibilidad. CCOO exige que cesen las presiones y despidos, se cumplan y respeten los acuerdos de conciliación firmados de los que se hace gala cínicamente en todos los medios de comunicación.
Y es que el Banco Popular ha recibido menciones especiales por su destacado interés en conciliar la vida familiar de sus empleadas y empleados, avalando un estudio de la Universidad Complutense donde se indica que un porcentaje alto de directivos de las empresas considera que las políticas de conciliación ayudan a retener el talento, mejorar el rendimiento y la productividad de las trabajadoras y trabajadores. Las empresas que aplican medidas de flexibilidad y conciliación son más competitivas y consiguen reducir las bajas laborales, estabilizar las plantillas y potenciar la calidad de los recursos humanos.