Cante, baile y toque rinden tributo a Morente en la apertura de la Bienal

Los hijos del genio, en Sevilla

Casi una treintena de artistas, con su cante, su baile y su toque han rendido tributo a Enrique Morente, un heterodoxo que bebió en la fuente de la ortodoxia, en la apertura de la Bienal de Flamenco de Sevilla con el espectáculo “Enrique Morente: Granada, Sevilla, Nueva York,…”

Estrella Morente, actuando en la Alhambra. Archivo.

Estrella Morente, actuando en la Alhambra. Archivo.

Los tres hijos del cantaor, Estrella, Soleá y José Enrique, han puesto su voz en esta gala inaugural, un espectáculo colectivo de más de tres horas de actuaciones, diseñado por sus tres directores -Pedro G. Romero, José Luis Ortiz Nuevo y José Manuel Gamboa- como una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro de este arte que también es Patrimonio de la Humanidad.

En un Teatro de la Maestranza lleno, la primera imagen de la XVIII edición de la Bienal de Sevilla ha sido la del cantaor homenajeado mediante una proyección en vídeo de una de sus actuaciones, acompañado por una guitarra y cantando: “Cómo vas a comparar el charco con una fuente / sale el sol y seca el charco / la fuente permanece”.

“Enrique, donde mana la fuente” es también el título de la exposición fotográfica que la Bienal dedica a Morente y ese concepto, esa imagen de la fuente ha estado muy presente toda la noche como símbolo de la pureza del arte flamenco que, sin embargo, cada artista interpreta con su propio talento y parece no desvirtuarse al unirse con otros estilos y corrientes musicales.

Así ha sucedido esta noche cuando la cantante Silvia Pérez Cruz, en la segunda parte del espectáculo, acompañada por una sola guitarra eléctrica, ha interpretado el “Pequeño vals vienés” que ya adaptaron Leonard Cohen y Enrique Morente sobre los versos de Federico García Lorca.

No obstante, el debate entre los guardianes de la pureza y las aventuras de la fusión no ha concluido esta noche: Cuando El Pele terminó de cantar unas alegrías con toda la potencia de su garganta, como invocando todo el genio, la amargura, la alegría y la furia de su raza, el público se puso en pie aplaudiendo y un espectador exclamó: “Eso es cantar y lo demás es tontería”.

La gala ha estado llena de emoción, que el público percibía cada vez que uno de los hijos de Morente salía a un escenario mantenido todo el rato en penumbra, como cuando Estrella y Soleá cantaron nanas y “Amargura” a dúo, con la guitarra de Alfredo Lagos, o en las tres ocasiones en que José Enrique, las dos primeras también tocando la guitarra, mostró el brillo de su voz, con tangos y serranas.

Arcángel ha cantado a Manuel Machado -“Yo poeta decadente,/ español del siglo veinte, / que los toros he elogiado, / y cantado las golfas y el aguardiente…” para después batirse en duelo de fandangos, con El Pele, cada uno en un extremo del escenario, cada uno con su guitarrista y apenas iluminados por un hilo de luz y el resto del escenario sumido en la tiniebla, como algunas veces quiere este arte cuando solo llama a los oídos.

“Amargura” se convirtió en un motivo de la noche cuando, después de cantada por las hermanas Morente, volvió a ser interpretada por el cantaor Tomás de Perrate, acompañado por El Pájaro, guitarrista de rock que hoy ha tocado la guitarra española para obrar el prodigio de interpretar una marcha de Semana Santa con solo seis cuerdas.

Perrate ha animado su cante dando órdenes de capataz de Semana Santa, mientras El Pájaro aprovechaba los silencios del cantaor para acompañar la melodía de sus cuerdas silbando, en unos momentos que han evocado las películas del Oeste que se rodaban en Almería y que, lejos de extrañar al público, cosecharon la primera ovación cerrada de la noche.

La danza cubista de Israel Galván y el baile académico de Javier Latorre también han señalado los mejores momentos del espectáculo, como en la seguiriya en la que Galván bailaba y se sentaba en la silla, junto a Estrella Morente que cantaba acompañada por la guitarra de Alfredo Lagos, para seguir bailando sentado en la silla, volver a levantarse y sentarse otra vez, sin dejar de bailar.

Al término, Ortiz Nuevo, que fue director de la Bienal y es conocido en los ambientes del flamenco como “El Poeta”, subió al escenario para declamar, entre otras cosas: “Hay que ver Enrique, en la Bienal de 1980 Camarón y tú solo tuvisteis un voto para el Giraldillo (premio que se concedía en este festival); lo que es la vida, Enrique”.

Quizá te interese...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *