La Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que las abubillas recubren sus huevos con una secreción que ellas mismas generan, cargada de bacterias mutualistas, que es retenida por una estructura de la cáscara y que aumenta su éxito de eclosión. Se trata de un mecanismo para proteger sus huevos de infecciones por patógenos,. Hasta ahora este comportamiento sólo se ha encontrado en esta especie de ave.
En un experimento publicado en la revista “Journal of Animal Ecology”, los científicos, pertenecientes a la Universidad de Granada y al grupo Ecología Evolutiva, de la Conducta y Conservación de la Estación Experimental de Zonas Áridas, impidieron a varias hembras de abubilla impregnar sus huevos con esta sustancia, que ellas mismas cultivan en el interior de una glándula denominada uropigial.
De esta forma comprobaron que la cantidad de bacterias patógenas que se encontraba en el interior de huevos que fracasaron en la eclosión fue mayor en aquellos nidos en los que experimentalmente habían impedido a las hembras usar su secreción que en los que se les permitió el uso de esta sustancia.
Esto lleva a la conclusión de que la secreción supone una barrera al paso de patógenos hacia el interior del huevo.
Según el profesor de Zoología de la Universidad de Granada y uno de los autores del estudio, Manuel Martín-Vivaldi, en los últimos años se ha puesto de manifiesto en el campo de la ecología evolutiva “el importante papel que cumplen las bacterias”.
No sólo, señala, como agentes infecciosos capaces de producir enfermedades, sino como “aliados de los animales y otros seres vivos en su lucha frente a las enfermedades, por su extraordinaria capacidad de sintetizar compuestos con propiedades antimicrobianas”.
En el caso de la glándula uropigial de la abubilla, los científicos han comprobado que la composición de la secreción que genera es muy diferente de la de las otras aves y, en gran medida, es debido a la acción de las bacterias que viven en su glándula.
Los científicos también han descubierto que las abubillas han desarrollado en sus huevos un rasgo excepcional, hasta ahora no encontrado en ninguna otra especie de ave.
Consiste en la presencia en su superficie de numerosas pequeñas depresiones que no atraviesan la cáscara por completo, y que parecen servir específicamente para retener la secreción con bacterias recubriendo el huevo.
Estos resultados muestran que, en esta especie de ave, la estrategia reproductora ha evolucionado “estrechamente ligada al uso de bacterias que pueden resultarle beneficiosas por la producción de sustancias antimicrobianas, y que cultivan en su glándula y aplican sobre huevos especialmente preparados para retenerlas”.