El Ayuntamiento de Baza ha elaborado una ordenanza para regular la recogida de setas en los montes públicos del municipio que tiene el objetivo de evitar el agotamiento de los recursos micológicos, garantizar su protección y preservar la riqueza de las especies en el Parque Natural de la Sierra de Baza, entre otros.
Se trata de un documento que ya se ha publicado y que entrará en vigor cuando la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía establezca los aprovechamientos para esta temporada, informa el Ayuntamiento en una nota.
La medida se adopta para intentar acabar con las prácticas “abusivas” en la recogida de setas que pueden provocar una sobreexplotación del bosque y perjudicar a algunas de las especies que crecen en él de forma natural. En el caso de que se detecten prácticas no permitidas se impondrán sanciones que podrían alcanzar los 3.000 euros en los casos más graves.
La nueva normativa identifica las especies que se pueden recolectar y establece tres tipos de aprovechamiento micológico, el recreativo, comercial y el científico- didáctico, y en función de cada uno de ellos se establecen unas normas y unas tasas. En función de cada uno de los usos se autorizan diferentes cantidades por persona y día, que podrán variar en función de los aprovechamientos que establezca la consejería de Medio Ambiente.
Para uso recreativo y comercial se podrán recolectar hasta 27 especies comestibles diferentes, y al igual que ocurre con la cantidad, el listado puede modificarse en función de la situación en la que se encuentre la sierra en cada momento.
Las principales restricciones se refieren al procedimiento de recogida que debe garantizar el equilibrio del ecosistema y la persistencia de las especies.
Quedará prohibida la utilización de utensilios que dañen el monte, como rastrillos, la alteración de la capa superficial del suelo, la emisión de ruidos y de gases, la recogida durante la noche o en lugares de reserva, entre otros, y utilizar recipientes que permitan la aireación y diseminación de las esporas.
Además, se tendrán que respetar los ejemplares inmaduros, pasados o rotos y las especies no comestibles que, aunque no tengan una utilización culinaria cumplen sus funciones en el ecosistema.