La palabra decepción es la que mejor define el paso del técnico Joaquín Caparrós por el Granada CF, del que ha sido despedido hoy pese a tener contrato hasta el final de la próxima temporada y ser una apuesta personal y fuerte del presidente de la entidad, Quique Pina.
No solo los malos resultados y esa pesada losa de catorce jornadas sin ganar han acabado con el periplo del veterano preparador en el Granada, también la pésima imagen ofrecida por el equipo en la mayor parte de los encuentros y una ruptura importante y cada vez mayor con gran parte de los jugadores, con los que prácticamente nunca hubo sintonía.
El espectacular inicio de temporada, con el equipo invicto en toda la pretemporada y logrando ocho puntos en las cuatro primeras jornadas, se aprecia ahora como un espejismo perteneciente al pasado que dio paso a una larga etapa de mal fútbol, chascos continuos y caída sin freno hasta la cola de la clasificación.
También está siendo clave en la mala temporada del equipo, y ha pesado el contra del utrerano, el desacierto de los dirigentes a la hora de reforzar al plantel el pasado verano, las lesiones de jugadores importantes, el bajo momento de forma de otros llamados a ser decisivos y la falta de líderes dentro de un vestuario tan interracial como joven e inexperto en la mayoría de sus integrantes.
Los altos emolumentos del técnico y su largo contrato han evitado un despido anterior, ya que el equipo lleva varias semanas a la deriva y sin apenas signos de mejora, aunque lo que ha agotado la paciencia de los dirigentes han sido los dos últimos partidos del Granada como visitante, ante el Córdoba en Liga (2-0) y el Sevilla en Copa (4-0), donde se vio una escuadra rota.
El paso de Caparrós por el Granada ha sido decepcionante porque además de haber fallado a los dirigentes que confiaron en él y a unos jugadores que esperaban mucho más de uno de los técnicos más veteranos y reconocidos de Primera, también ha dejado mal sabor de boca en otros sectores del club y de su entorno.
La afición, seducida tras su llegada, tornó al final las muestras de apoyo hacia él en pitos y gritos solicitando su marcha, cansada de ver un equipo sin apenas argumentos futbolísticos y muy poco valiente.
En el club, en la grada, en los siguen día a día al equipo se ha extendido con el paso del tiempo la sensación de que Caparrós vive agarrado a tópicos y a un discurso vacío, por lo que el ‘glamour’, el embelesamiento de las primeras semanas, acompañado de los buenos resultados iniciales, ha sido fulminado por una realidad muy mejorable fuera y dentro del terreno de juego.
Pina, que ya despidió también en pasados meses de enero a Fabri González y a Juan Antonio Albacete Anquela, pretende que la salida de Caparrós, la llegada de un nuevo entrenador y la mini revolución que está llevando a cabo en la plantilla, con dos incorporaciones ya cerradas, varias más que van a llegar y algunas salidas, sirvan para cambiar el rumbo de un Granada que vive su peor momento desde que regresó a Primera hace con ésta cuatro campañas.