Los hospitales de Granada atienden a más de 700 menores con patologías reumatológicas al año

Jornadas formativas

reumatologia pediatrica

El Complejo Hospitalario Universitario de Granada atiende a más de 700 pacientes pediátricos con patologías reumatológicas, es decir que afectan a músculos y esqueleto, de las que la más frecuente en esta población es la artritis idiopática juvenil.

Además, también se tratan otras dolencias como artritis infecciosas y post-infecciosas, enfermedades el tejido conectivo (como el lupus), vasculitis, enferme-dades óseas, inflamatorias del ojo o síndromes autoinflamatorios.

Además, también se atienden de forma eficaz otros procesos, como los síndromes dolorosos, los de sobreuso, o los llamados dolores de crecimiento, evitando pruebas diagnósticas innecesarias. En ocasiones, estos pacientes requieren un abordaje multidisciplinar, que implica la colaboración entre distintas especialidades médicas.

Los hospitales granadinos acogen las jornadas de Reumatología Pediátrica, organizadas por la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica, en las que pediatras de la provincia profundizarán en aspectos innovadores para diagnóstico y tratamiento, además de los últimos avances en investigación. Estas jornadas se celebran simultá-neamente en Sevilla, Granada y Málaga y constan de dos módulos formativos, con sesiones interactivas, casos clínicos ilustrativos y evaluación final para fijar contenidos.

Los objetivos de estas sesiones son estimular el interés del pediatra por el conocimiento de la Reumatología Pediátrica en la infancia y adolescencia; mostrar síntomas y signos de alarma para identificar precozmente a estos pacientes; establecer criterios de derivación a estas unidades específicas y fomentar la coordinación asistencial: dia-gnóstico precoz, conocimiento de enfermedades asociadas, derivación precoz de pacientes de riesgo, entre otros, y mejorar la calidad de vida a largo plazo de los niños y adolescentes con patología reumatológica.

La reumatología pediátrica es una especialidad que se encarga del estudio y tratamiento de las enfermedades agudas y crónicas del sistema músculo-esquelético en los niños. Tradicionalmente, se aso-ciaba este tipo de enfermedades a los adultos, puesto que la incidencia de estas, es mayor en la edad adulta que en la infancia. La expe-riencia ha demostrado que las enfermedades reumáticas infantiles, tienen ciertas peculiaridades que las distinguen de los adultos, requi-riendo una aproximación preferentemente pediátrica.

La mayoría de las enfermedades reumáticas que afectan a los niños son crónicas, y se estima que al llegar a la edad adulta más del 70% de estos pacientes puede presentar algún grado de actividad.

Patología prevalente

La artritis idiopática juvenil es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones, tiene una prevalencia de 80-90 pacientes por cada 100.000 niños, y una incidencia de 10 casos nuevos por cada 100.000 niños menores de 16 años. Por tanto, la prevalencia de esta enfermedad es similar a la de los niños diabéticos.

Hay distintos tipos según el número de articulaciones afectadas y según las características clínicas y analíticas. Algunos subtipos como la artritis sistémica que asocia fiebre y afectación de otros órganos internos como el hígado, pueden ser muy graves.

Los ojos de estos pacientes tienen un alto riesgo de tener inflama-ción interna. En muchas ocasiones no llegan a causar molestias hasta que no se producen complicaciones, siendo estas irreversibles cuando se detectan. La uveítis asociada a la artritis representa una de las principales causas de ceguera infantil en los países desarrollados. Las revisiones de estos pacientes por un oftalmólogo experto son, por ello, imprescindibles.

El curso de esta enfermedad es muy variable, desde la remisión total hasta una discapacidad importante. Se estima que entre el 45% y el 50% de los afectados sigue teniendo la enfermedad activa de adulto. Sin tratamiento adecuado, la mayor parte de los casos se cronifican, y se producen secuelas con repercusión en el crecimiento y desarrollo normal del niño, limitación de la calidad de vida en la infancia, adolescencia y vida adulta. Por ello, es muy importante que el control y seguimiento de estos pacientes se haga por médicos con conocimiento y experiencia en la patología y en los tratamientos propios de la Reumatología Pediátrica.

El tratamiento de las enfermedades reumáticas pediátricas en general, y de la artritis idiopática en particular, tiene como objetivo permitir que los niños tengan una vida normal, previniendo el daño articular y de otros órganos, manteniendo una adecuada calidad de vida. En muchas ocasiones, se requiere la participación de distintos especialistas, coordinados todos ellos por el reumatólogo pediátrico (oftalmólogos, ortopedas, rehabilitadores, radiólogos y otras subespecialidades pediátricas).

Frecuentemente es necesario realizar técnicas diagnósticas y terapéuticas, que pueden ser molestas para el paciente, como son las punciones articulares. En los niños siempre se debe evitar el dolor y el estrés que se puede generar en estos procedimientos, para ello, es preciso disponer de los medios necesarios para sedar y analgesiar al paciente pediátrico, evitando así, cualquier tipo de recuerdo traumático. También es importante que estas técnicas se hagan de una forma precoz.

Para disminuir la inflamación y ayudar a controlar la enfermedad, se emplean medicamentos solos o combinados, como los anti-inflamatorios, los corticoides o los modificadores de la enfermedad. A pesar de estas opciones, algunos pacientes no responden a estos fármacos.

La especial gravedad de las enfermedades reumáticas en la edad pediátrica y el impacto que ésta puede tener en el desarrollo del niño han llevado a los especialistas a considerar actitudes terapéuticas más eficaces y de forma más precoz desde el comienzo de la enfermedad, a fin de conseguir mejor calidad de vida.
En los últimos años, se han abierto nuevas perspectivas terapéuticas con la utilización de las terapias biológicas, capaces de bloquear selectivamente la respuesta inflamatoria. Estos medicamentos evitan ingresos hospitalarios y las complicaciones derivadas de los tratamientos convencionales.
En cualquier caso, el tratamiento, además de los fármacos y las recomendaciones de los especialistas, incluye la educación y formación de los padres y de todas las personas del entorno del niño.

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