Una impresora en tres dimensiones y mucha pasión permitirán al profesor del instituto Virgen de las Nieves de Granada Federico Coca cambiar la vida de un niño, para el que imprimirá una prótesis de mano de manera gratuita a través de la comunidad ‘E-nable the future’, una iniciativa mundial y altruista.
Federico Coca es un profesor de un instituto granadino como otros cientos del país que convirtió su pasión por los avances tecnológicos, los drones y los robots que para muchos suenan a ciencia ficción en una asignatura transversal con la que enseña a sus alumnos a manejar impresoras en tres dimensiones.
Su proyecto comenzó cuando Coca acudió a una reunión de ‘clone wars’ -guerra de clones- e incluyó a su instituto en un proyecto nacional dedicado a difundir la tecnología de la impresora 3D, que enseña a construir una de estas maquinitas con las que imprimir otra y ‘popularizar’ el invento.
Estas impresoras con una tecnología en desarrollo exponencial permiten imprimir casi cualquier cosa y hacer así desde un regalo personalizado a una pieza de repuesto de algo que se ha roto a un coste mucho más barato.
Y puestos a crear, Coca ha decidido echar una mano a una buena causa y materializar el sueño de un desconocido, para el que imprimirá una prótesis de mano gracias al proyecto ‘E-nable the future’, una iniciativa mundial con fines solidarios.
Esta comunidad nació con alrededor de 300 voluntarios dispuestos a contribuir a la creación, con impresiones 3D, de prótesis de manos, y se ha incrementado hasta superar en la actualidad los 3.900 miembros que trabajan para ofrecer prótesis creadas con un coste reducido.
Dentro de esta red solidaria, Coca forma parte de los 86 ‘e-nable matcher’ del mundo, miembros de la comunidad que cuentan con emparejamientos para hacer una prótesis adaptada a una persona concreta.
“Este proyecto surgió para solucionar los problemas de personas con amputación de dedos o con algún problema, pero para que funcione se tiene que imprimir la prótesis adaptada a una mano determinada”, ha detallado a Efe Coca.
Así, y por un coste de alrededor de 25 dólares, estos 86 expertos en nuevas tecnologías e impresoras en 3D se encargan de fotografiar las manos, escanear, programar, diseñar, imprimir y montar una prótesis para regalar a alguien la solución a sus problemas.
“En cuanto entras en el proceso de emparejamiento, accedes a los datos y cada uno se encarga de una parte para terminar la prótesis, que necesita dos días para imprimirla y una tarde para montarla. Y todo de manera altruista”, ha explica este profesor de Secundaria.
Hasta que Coca conozca las características y necesidades del futuro portador de la mejor de sus impresiones, este profesor enseña a sus alumnos del ciclo superior de Mantenimiento Electrónico contenidos transversales de robótica y 3D y les permite crear cosas de la nada.
“Aunque la frase no es mía, la utilizo mucho con los alumnos, que cuando se acercan a la impresora en 3D muestran una reacción muy positiva. Esto te permite ser dios, porque creas cosas de la nada, y el límite está en la imaginación de cada uno”, ha subrayado.
Como muestra del abaratamiento que representa esta técnica, Coca ha explicado que los alumnos de Biología del centro recibirán este año como regalo un microscopio de cien aumentos hecho con una impresora 3D al que sólo tienen que aportar la cámara de sus teléfonos móviles.
A años luz de esas clases de tecnología dedicadas a hacer maquetas, montar circuitos o enganchar cablecitos a pilas, los alumnos de Coca aprenden a imprimir piezas rotas o recambios, pero también a ‘crear’ manos para que otros jóvenes recuperen parte de su vida. Y aprenden así una profesión y que la solidaridad puede ser la mejor de sus impresiones.