Un agente de la Policía Nacional de Granada que se dirigía a su puesto de trabajo intervino hace escasos días en un auxilio humanitario en la vía pública, en la capital granadina, después de oír gritos y sollozos de una mujer que suplicaba por la vida de su marido, el cual se encontraba en el suelo inconsciente.
Tras comprobar que el hombre no reaccionaba ni respiraba, pidió a las personas allí congregadas que llamasen a los servicios de emergencias y, sin más diligencia, procedió a practicarle la reanimación cardiopulmonar.
Una vez observó signos vitales, procedió a ponerle en la posición lateral de seguridad para evitar que se ahogara con su propia lengua, ya que en ese momento permanecía inconsciente.
Una vez se personaron los servicios de emergencias y atendieron a la pareja, los allí presentes “colmaron de agradecimientos” al agente, que había recibido recientemente formación sobre desfibrilación cardiopulmonar en un curso realizado en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía.