El análisis de Diego Suárez, jefe de contenidos de la Cadena SER en Andalucía.
La campaña que hoy arranca en Andalucía será clave para dibujar los primeros trazos del nuevo mapa político del país. No sólo por sus nueve millones de habitantes (6,5 millones de electores), también porque el 22 de marzo tendremos las primeras certezas sobre un tablero electoral nacional que ahora mismo se presenta incierto y volátil. Ese día sabremos si el bipartidismo resiste o se ve desbordado.
Con los primeros datos del alcance real de Podemos será fácil analizar si resiste bien ante su primer test de estrés; veremos también si Ciudadanos, un partido con buenas expectativas urbanas pero sin base alguna en los 800 municipios de Andalucía, irrumpe a costa del Partido Popular. Los andaluces dirán entonces si en los escándalos de los ERE o la formación, la jueza Alaya actúa o sobreactúa… Y mediremos hasta dónde es capaz de llegar el efecto Susana Díaz, a la que todas las encuestas dan ganadora sin la mayoría suficiente y con un parlamento muy fragmentado en el que podrían entrar al menos cinco fuerzas políticas: PSOE, PP, Podemos, IU y Ciudadanos.
El papel de Rajoy y Pedro Sánchez
El adelanto electoral, a un año de agotarse la legislatura, ha forzado al resto de partidos a diseñar una campaña a contrapié, con candidatos aún sin cuajar. Especialmente delicado es el caso del PP, cuyo candidato, Juan Manuel Moreno, no consigue los índices deseados de conocimiento y valoración. Por eso, Rajoy se volcará en la campaña andaluza con cinco visitas en dos semanas frente a las dos medidas apariciones de Pedro Sánchez para acompañar a Susana Díaz, que ha diseñado una campaña mucho más personalista, en clave andaluza.
Aún sin lograr la mayoría absoluta, la victoria del PSOE serviría para dar oxígeno al partido de Pedro Sánchez, que recuperaría así el liderazgo perdido en 2012 en favor del PP. Tras el titular de trazo grueso, vendrán sin embargo los complejos subtítulos para encontrar apoyos en forma de pacto o de gobierno socialista en minoría. porque Susana Díaz ya ha dicho a quien quiera oírla que no pactará con el PP ni con Podemos.
Izquierda Unida, desairada por su salida forzada de la Junta, intenta buscar su discurso propio para no diluirse en Podemos, que, al igual que Ciudadanos, tiene fuerza en las capitales pero poco predicamento en la extensa Andalucía rural. El PP, segunda fuerza política según los sondeos, apretará con la corrupción y el argumento de que Díaz se quiere ir a Madrid, pese a que ella lo niega cada vez que le preguntan.
Los retos
Esta noche comienza la campaña con tres retos en el debe de los partidos: intentar movilizar a la fuerte bolsa de indecisos -el sondeo del CIS refleja que el 40% de los andaluces aún no sabe lo que votará- y ofrecer respuestas claras al millón de parados que acumula Andalucía y a los casos de corrupción que han manchado de forma indeleble tres décadas de gobierno socialista en la comunidad más poblada.
El 22 de marzo, los andaluces comenzarán a dibujar el nuevo mapa político de España. Veremos si las urnas constatan o no, un cambio de ciclo.