El alcalde de Pinos Puente, Enrique Medina, ha visitado esta mañana Francisco Capilla y a su familia en su casa donde le ha hecho entrega de un puente conmemorativo del municipio y de una tarta, cuyas velas ha soplado con la fuerza e ilusión que, este pinero centenario, aún conserva. Medina le ha instado a que siga cumpliendo años con tan buena salud como la que atesora. Y es que tal y como explican sus hijos José y Trinidad, Francisco se encuentra en perfecto estado de salud “tenemos nosotros más achaques que él”, bromean.
Un 23 de marzo de 1915 venía al mundo Francisco Capilla en el número 35 de la calle Real de Pinos Puente, un antiguo convento que su padre había comprado en 1898 a los duques de Abrantes. Heredó de su padre el oficio de carretero, el cual desarrolló hasta que estalló la Guerra Civil. Durante la posguerra trabajó en Bodegas Espadafor donde se dedicaba al transporte del famoso “Vino Brillante”, un blanco espumoso que provenía de la zona de la Mancha y que él repartía en pueblos de la comarca como Moclín, Íllora, Chauchina, Láchar y Santa Fé. Cuando el transporte se motorizó, aparcó su carro y comenzó a trabajar en la fábrica de gaseosa de “El Almbique”.
Tal y como relata su hijo José “mi padre vio y vivió el gran esplendor de Pinos Puente, el siempre explica que nuestro pueblo era una más que una capital con una importantísima pujanza económica gracias a su industria”
Se casó en el año 1945 con María Fuentes Bueno con quien tuvo tres hijos Juan, José y María Trinidad. Tiene nueve nietos y once biznietos con quienes disfrutó ayer de una gran comida familiar para celebrar su centenario.
Francisco Capilla ha recibido hoy sus cien años con el mejor de los talantes, rodeado de los suyos sonriendo y posando para las fotos, con ganas de seguir viviendo y viendo pasar la vida desde la histórica calle Real, una de las más largas de los municipios de la Vega de Granada.