La primera fase de la rehabilitación del templo de San Jerónimo permitirá convertir esta antigua iglesia en una sala de exposiciones y de conciertos hasta que dé comienzo la segunda fase de su rehabilitación y acondicionamiento. Así lo ha anunciado hoy el alcalde de Baza, Pedro Fernández, tras conseguir el compromiso de todas las partes implicadas en la rehabilitación (Ayuntamiento, Junta de Andalucía y la propia empresa adjudicataria de las obras y el equipo de arquitectos encargados de la dirección técnica) para diseñar una solución que permita el uso del inmueble aunque la intervención completa no esté finalizada.
“El buen entendimiento, profesionalidad y experiencia de todos los técnicos y el compromiso de éstos con el patrimonio y su uso ciudadano tiene un ejemplo muy claro en la intervención de San Jerónimo. No estaba previsto en un principio que el uso público hasta la conclusión de la segunda fase, pero, siguiendo las fórmulas realizadas en diversas partes del mundo, la ciudad de Baza tendrá un nuevo espacio de uso cultural” ha manifestado el regidor, quién ha agradecido la disposición de todas las partes.
Para hacer posible la utilización de un espacio cuya adecuación completa no será completa cuando concluya esta primera fase (prevista para el verano) se instalará una tarima, la preinstalaciones de electricidad y contra incendios y se reutilizarán materiales de uso constructivo para que formen parte de las estructuras expositivas.
La actuación tiene un presupuesto que supera el millón de euros, que está siendo cofinanciado por el Ayuntamiento de Baza y la consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía. El proyecto es del arquitecto Andrés López Fernández y la dirección técnica de Antonio Luis Espinar, mientras que los trabajos han sido adjudicados por la Junta a Construcciones Otero.
Tal y como ha explicado el arquitecto que dirige la intervención, Antonio Luis Espinar, en San Jerónimo se realiza una estabilización estructural y restauración completa de las cuatro cubiertas del edificio que presentaba carencias estructurales importantes. La destrucción de contrafuertes, la baja calidad de los materiales de construcción utilizados en las bóvedas y las fisuras existentes han obligado a la utilización de técnicas de construcción novedosas, que se adaptaran bien a los materiales originales utilizados y respetuosas con el entorno patrimonial. Para lo que ha sido preciso formar a los trabajadores.
Para que las cuatro cubiertas sean autoportantes, no transmitan el peso de unas a las otras, y se garantice su estabilidad se ha realizado un complicado proceso de cálculos estructurales que permite la reconstrucción con materiales ligeros y flexibles como el mortero de cal armado con fibra de vidrio. Las bóvedas han quedado reforzadas y a su vez cosidas a los muros, utilizando una técnica que llega de Italia, un país de gran experiencia en la rehabilitación de patrimonio histórico, y que ya ha sido utilizada en otros puntos de nuestro país, como los templos (Santo Domingo y San Cristóbal) restaurados en Lorca tras el terremoto.
En las grandes fisuras que ponían en peligro la estabilidad del edificio se ha utilizado la misma técnica, cosiéndolas con fibra de vidrio y mortero, dejando una superficie uniforme y sujeta a los muros.
La intervención contempla, además, la reconstrucción de los contrafuertes inexistentes, uno de ellos eliminado para dejar más espacio a una construcción anexa construida con posterioridad al templo.