La Fiscalía de Granada estudia si el alcalde de Cogollos Vega y los miembros de la junta de gobierno local en el anterior mandato cometieron algún delito en la legalización de una nave de aperos de la esposa del del exconcejal de Urbanismo construida, según la denuncia, en terreno protegido.
La edificación cuenta con una superficie de 96 metros cuadrados cuando las normas urbanísticas permiten solo 30 metros. El exedil de Urbanismo se abstuvo en el momento de la adopción del acuerdo. La licencia de legalización, que cuenta con informe contrario del secretario del Ayuntamiento, fue solicitada a nombre de su esposa.
El exconcejal ha amenazado a Radio Granada con una querella si no rectifica la información. Asegura que el terreno no es protegido. También ha advertido a esta Redacción: “Yo no tengo por qué rezar en esa información para nada. La nave no es mía”. Además, el exedil no ha querido escuchar las explicaciones de Radio Granada y ha insultado al redactor que ha elaborado la información.
Según ha conocido Radio Granada en fuentes del caso, fue Ecologistas en Acción la organización que expuso el caso ante la Consejería de Medio Ambiente.
Su escrito considera que la nave de aperos de casi 100 metros cuadrados excede de lo permitido en la zona, que cuenta con protección especial y, en ningún modo, es urbanizable. La Junta remitió el pasado mes de febrero la denuncia a la Fiscalía que, según las mismas fuentes, está a punto de terminar la investigación.
El alcalde de Cogollos, el popular Manuel Lucena, ha explicado a Radio Granada que no existe ningún tipo de ilegalidad; que la denuncia es solo una simple persecución política; que los denunciantes han intentado enredar con varias propiedades del exconcejal; y que ya explicaron el asunto ante la Fiscalía.
Lucena también ha dicho que no existe ninguna ilegalidad en la licencia concedida a la esposa del exconcejal de Urbanismo; que no es una nave de aperos sino la cochera de un tractor; y que el secretario municipal suele dictaminar negativamente este tipo de licencias para evitar que los vecinos, después, agranden las naves de aperos y al final se construyan un chalé.