Una sesión de 15 minutos de ejercicios manuales mejora el movimiento y la destreza de pacientes con párkinson. Así lo han demostrado científicos de la Universidad de Granada. Con una breve intervención han conseguido provocar cambios en la calidad del movimiento del brazo, la mano y los dedos, y ayudar a los pacientes a ejecutar tareas como la escritura o el abotonado.