La Alpujarra avanza hacia su declaración como Patrimonio Natural de la Humanidad

foto fitur alpujarra patrimonio humanidadEl documento de solicitud para la declaración de la Alpujarra como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco estará listo para mediados de septiembre, toda vez que los trabajos del grupo constituido por instituciones y expertos para tal fin avanzan a buen ritmo y se espera que la Diputación de Granada pueda entregarlo después del verano a la Consejería de Cultura y Deporte.

Tras este paso, la Junta de Andalucía propondría la documentación pertinente al Consejo del Patrimonio Histórico, órgano consultivo en el que están representados el Estado y las distintas comunidades autónomas. Si este órgano da su visto bueno, el Gobierno de España la incluirá en su lista indicativa y dará conocimiento a la Unesco enviándole el formulario pertinente. Debe transcurrir un año, como mínimo, desde que el Gobierno incluya la Alpujarra en su lista para que pueda hacerse la propuesta de candidatura a la Unesco para su inclusión definitiva en la lista del Patrimonio Mundial.

La idea final es la potenciación socioeconómica de la Alpujarra y “proyectarla al resto del mundo como realmente merece”, ha señalado el presidente de la Diputación de Granada, Sebastián Pérez, en el transcurso de un acto donde ha dado cuenta de las gestiones llevadas a cabo para la agilización de estos trámites y en el que han estado presentes los representantes de las principales instituciones que apoyan esta candidatura.

Concretamente, han asistido el presidente de la Diputación de Almería, Gabriel Amat, la delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte de la Junta en Granada, Ana Gámez, y el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, quien es, a su vez, presidente del grupo configurado para los trabajos preparatorios para la declaración de la Alpujarra como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.

Pérez ha agradecido a todos ellos su “sintonía” con palabras de especial reconocimiento al presidente de la Diputación de la “provincia hermana” de Almería, del que ha destacado su continuo “sabio consejo”, así como al Centro Unesco de Andalucía y al que fuera su director general, Federico Mayor Zaragoza.

DIPUTACIÓN DE ALMERÍA

En palabras del presidente de la Diputación de Almería, Gabriel Amat, en este proyecto es esencial ser “fuertes para mostrar la belleza y todo aquello que muchas veces es desconocido” de la comarca que une a las provincias de Almería y Granada por lo que es esencial “todo trabajo y esfuerzo para defender a nuestra gente”.

Gabriel Amat ha dado a su homólogo granadino la “enhorabuena por tener esta iniciativa tan importante para las dos provincias” destacando también la implicación de todas las instituciones en la misma.

El compromiso de la Junta de Andalucía con este proyecto ha sido puesto de manifiesto por su delegada de Educación, Cultura y Deporte en Granada, Ana Gámez, quien ha afirmado que “valoramos de forma muy positiva también la participación de las diputaciones de Almería y Granada en esta iniciativa que cuenta además con el apoyo y el respaldo de la Universidad”.

En opinión de Ana Gámez, la protección del patrimonio cultural es una forma de “proteger una parte de nuestra memoria colectiva”.

El rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, ha incidido durante el acto en el buen ritmo de los trabajos del grupo que preside con reuniones en Bubión, Cádiar y Laujar de Andarax (Almería).

PROTECCIÓN NATURAL

La protección natural de la zona como Parques Natural y Nacional de Sierra Nevada ha sido puesta de relieve por el rector, que también ha destacado la coexistencia de propiedad privada y pública en el territorio sobre el que se trabaja.

Así, ha valorado “el sistema de regadíos y acequias que tiene la Alpujarra”, que es “verdaderamente una obra impresionante” lo cual supuso que “el ser humano llegara a cultivar centeno en esas zonas a dos mil metros de cota”, ha detallado.

De cara a la Unesco, el valor de este bien consiste en la conformación de un paisaje cultural, producto de la actuación del hombre sobre el medio natural a través de más de mil años en los que se ha documentado la interacción entre diversas culturas, especialmente musulmana andalusí y cristiana mozárabe y, más tarde, por la influencia de la cultura castellana.

El bien está integrado por una serie de barrancos y valles fluviales que descienden desde las cumbres hasta los cauces de los ríos Guadalfeo y Andarax, en los que se dan una serie de características comunes y únicas que conforman el paisaje.

Por un lado, hay sistemas de cultivos en terrazas, denominadas “paratas”, estructuradas con muros construidos en piedra, por el procedimiento denominado “cuerda seca”, que son llamados “balates”.

En las terrazas, se da una disposición concreta de los cultivos, mantenida desde la edad media. Estas paratas se alternan en el paisaje con masas boscosas bastante densas, especialmente de castaños, robles y encinas, que eran explotadas por los habitantes de la zona como complemento a la agricultura, y en las cotas más elevadas de la sierra, con prados de uso ganadero.

Por otra parte, cuenta con un sistema de captación de agua de las reservas de nieve de las altas cumbres, mediante una técnica tradicional denominada “careo”, y transporte de la misma hasta las zonas de cultivo, mediante una compleja red de “acequias”. Se complementa con un sistema de control y almacenamiento del agua, mediante “albercas”, “albercones” y “aljibes”. De forma complementaria, existe una gran variedad de infraestructuras asociadas al agua, como molinos, partidores y presas.

Además, existen asentamientos humanos en forma de núcleos escalonados, adaptados al relieve del terreno, que contienen una arquitectura original y propia, con materiales del terreno y una estructura urbana que incluye espacios semipúblicos de gran originalidad (“tinaos”) y una imagen muy específica.

A esto se suman masas vegetales específicas de ribera, consecuencia de la existencia de la red de acequias y de la tradición agrícola de la zona, así como la presencia de elementos constructivos asociados a los procesos señalados (caminos, “escarihuelas”, puentes, lavaderos) y a la evolución y papel histórico del lugar (torres, castillos, albacaras o iglesias).

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